Breve historia de los sumerios by Ana Martos Rubio

Breve historia de los sumerios by Ana Martos Rubio

autor:Ana Martos Rubio [Martos Rubio, Ana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Referencia, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2012-01-01T00:00:00+00:00


REY DE LAS CUATRO REGIONES DEL MUNDO

Cincuenta y seis años dicen las crónicas reales que reinó Sargón en las cuatro regiones del mundo. Fundó una ciudad que los arqueólogos aún no han podido localizar, llamada Agadé. Seguramente, no se ha encontrado porque la invasión de los guti, hacia 2200 a. C., destruyó esta y otras ciudades y precisamente Agadé no se llegó a reconstruir, pero se supone que no estaba lejos de Kish y de Babilonia.

En sus conquistas militares, Sargón llegó hasta Capadocia, en Anatolia, al parecer, con la finalidad de proteger a los mercaderes semitas allí establecidos, al menos eso se lee en un poema titulado Epopeya del rey de la batalla; sus inscripciones indican que bañó sus armas en el golfo Pérsico y en el Mediterráneo. Conquistó Siria, dominó Elam, incluso hizo incursiones en Chipre, donde se ha hallado una inscripción. En el Líbano, aparecieron estelas con su imagen. Fue, por tanto, rey de las cuatro regiones del mundo, del mundo conocido entonces, pero ¿fue realmente el suyo un imperio?

Si fue un imperio, no cabe duda de que fue un imperio vasto pero inestable, porque todos los reyes que siguieron a Sargón inscribieron en documentos y estelas numerosas rebeliones e incluso hubo tres de aquellos reyes que murieron violentamente. El mismo Sargón tuvo que enfrentarse, ya anciano, a una tremenda revuelta. Lo que sí hubo fue un poder centralizado y una época dorada en lo cultural, sobre todo en la escultura y en las costumbres.

Sargón no se conformó con sacralizar su persona mediante el rito religioso de los sacerdotes de Dumuzi, algo similar a la sagrada unción de los reyes judíos y cristianos, sino que exigió culto de divinidad y lo mismo hicieron sus sucesores, una exigencia que se transmitió a todos los soberanos orientales. En Bizancio, por ejemplo, el emperador se mostraba ante los visitantes medio velado por tejidos sutiles que le daban un aspecto misterioso. No se le podía mirar de frente. Era la divinidad viviente. Sin embargo, los gobernantes sumerios inventaron distintos títulos para sus señores y príncipes, porque ninguno quiso llamarse rey, aunque aquí los hemos denominado reyes. En aquella época, el rey era el dios y ningún príncipe sumerio quiso equipararse ni confundirse con la deidad.

Pero la adoración debida a los soberanos acadios no excluyó el culto a los restantes dioses sumerios, a los que se sumaron los dioses semitas de los acadios. Los templos que construyó Sargón están dedicados al dios guerrero Zababa, considerado salvaje por los sumerios y adorado en Kish, a la diosa Isthar Anunitu, una Inanna bélica y un nuevo dios del Sol, Schamasch, adorado en Sippar.

Como acadio, Sargón mandó realizar sus inscripciones en su idioma, preferido al sumerio, un trabajo extra que tuvieron que abordar los escribas y los maestros que habitualmente utilizaban la lengua sumeria. La lengua sumeria está formada por palabras de una sílaba pero la de los acadios estaba constituida por palabras polisilábicas. Su estructura era muy semejante a la de una familia de lenguas



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